El proyecto está situado en el barrio de Chamberí, Madrid. Ubicado en una antigua mantequería, se pretende no perder el carácter del lugar, adaptándolo al nuevo uso.

Se restaura la fachada original y los escaparates, manteniendo los antiguos vidrios y herrajes conservando la pátina del tiempo. Se pinta el exterior de verde oscuro y el interior de verde claro, a la manera antigua, en contrapunto. La fachada está salpicada de inquietantes dibujos del dibujante Teö.

El interior del local se trata de una forma más radical e industrial, si bien delicada en los detalles, se plantea una gran estantería para exponer el producto y un mostrador-vitrina de acero en bruto. Los colores juegan un papel destacado, el muro del fondo es rojo intenso y los paramentos y suelo de colores fríos y neutros en un vibrante contraste con los verdes.

Como mobiliario de apoyo se restaura una antigua vitrina de madera que perteneció a la mantequería para exposición de pipas y artilugios de fumador.

En esta intervención se concilia antiguo-nuevo en un contraste armonioso y equilibrado.